domingo, 13 de febrero de 2011

Volver....




Muchas y exhaustivas horas de vuelo. Pongo un pie en mi país después de casi 5 meses de ausencia e invierno feroz. Por supuesto, la primera sensacion es la de entrar en un sauna, vestida con un gamulan....

Sol! Y el olor a humedad del aire de Buenos Aires en verano.
El caos del aeropuerto me desorientó, y me di cuenta de lo mucho que se acostumbra uno al orden y la tranquilidad. Me costó un poquito volver a la vorágine y el movimiento de la ciudad.

De todas formas y como suele pasar con Buenos Aires, te genera sentimientos encontrados, te asusta pero te excita a la vez.

Ya después de unas horas, salí a reestrenar mis piernas en las calles rotas del centro, disfrute tanto subirme a un taxi y charlar con el taxista de cuestiones sin demasiada importancia, caminar de noche en musculosa y sandalias, ver colores, luces, ruidos, y personas por todas partes otra vez.

Volver a mis amigos, volvernos a reír de las pavadas de siempre, saber que te entienden sin tener que explicar demasiado.

A cada paso me encontré con las cosas buenas y las malas, y las viví a todas con la misma intensidad, sensación extraña si las hay.

No poder dormir del calor, de los ruidos de la avenida, pero poder ir y venir libremente, comer con gusto, extasiada en cada bocadito del tostado con jugo de naranja en el bar.

Los colores de las verduras dispuestas verticales y en diagonal, el olor a medialunas de las panaderías, las casas viejas con balcones rebalsados de flores, los firuletes de las rejas negras.

Y los palos borrachos adornando con sus flores la ciudad.

Camine y camine sin parar, como si mis piernas estuvieran de fiesta, de poder salir otra vez a caminar ligerito.

Yann Tiersen de fondo, para volver a enamorarse de Buenos Aires.

Es un viaje mágico en cada cuadra, en cada colectivo, que se mezcla con el trafico infernal, las veredas sucias, los comercios, la gente apurada, el pasto verde, las ofertas de verano, el bar de la esquina, los paseadores de perros, y las interminables figuras de mi querida, mi amada y odiada, bellísima y sufrida Buenos Aires.